Por Héctor Héreter
San Juan, Puerto Rico
19 de enero de 2017
La
prensa internacional insiste en decir que entre el nuevo presidente de Estados
Unidos, Donald Trump y el jerarca ruso Vladimir Putin existe una gran amistad y
admiración mutua.
Lo de
“admiración” es probable que sea cierto, pero lo de amistad lo pongo en duda ya
que la máxima ley no escrita tanto en diplomacia como política no existen
amistades, sólo intereses.
Entonces,
¿cómo estos dos megalómanos han encontrado terreno común para mostrar una
imagen de “amistad”? ¿Cuál es el interés de Putin de mostrarle una cara amistosa
al nuevo presidente estadounidense? Lo más probable sea que ambos se crean que
puedan controlar al otro a su antojo. Por un lado, Trump confía que sus virtudes
como empresario le permitan manipular al mandatario de Moscú. Por su parte
Putin cuenta con una amplísima experiencia política que supera por mucho las
habilidades de Trump en este campo.
La
gente común influenciados por los medios de comunicación creen que el plan del
neo-Zar ruso, Vladimir Putin es lograr un aliado en el corazón de la oficina
Oval de la Casa Blanca, pero en realidad su plan es aún más perverso y
maquiavélico con el propósito de fragmentar la sociedad norteamericana.
Divide y vencerás
Esta
es una fórmula política tan vieja como el propio imperio romano de hace dos mil
años. El primero en decirlo fue Julio
César, el militar y político más sobresaliente de Roma. Sus conquistas
territoriales abarcaron grandes extensiones aplicando la fórmula de dividir las
tribus que poblaban los espacios a conquistar.
Lo
mismo hizo Hernán Cortés quien manipuló el odio que le tenían muchas tribus a
los aztecas para lograr la total sumisión de los pobladores de lo que hoy se
conoce como México. Lo mismo hizo
Francisco Pizarro en Perú quien aprovechó la guerra civil entre los Incas.
Divide
y Vencerás pues no sólo son palabras, es una estrategia muy útil al momento de
lograr objetivos.
En la Unión está la fuerza
Una
característica de la historia estadounidense es que en momentos de crisis todo
el pueblo se une en un sola voz, se olvidan de divisiones partidistas. Al ser atacados responden como un solo hombre
con consecuencias inesperadas para el perpetrador del ataque.
El
almirante japonés Isokuro Yamamoto, quien dirigió el ataque a Pearl Harbor el 7
de diciembre de 1941 conocía muy bien la forma de responder de los
norteamericanos. Estudió tres años en Harvard y luego otros tres años como
agregado naval en la embajada nipona en Washington.
Al ser
notificado que su ataque se ejecutó antes de que Washington recibiera la
declaración de guerra de Tokio dijo con pesar: “Yo siento que todo lo que ha
pasado ha despertado a un león dormido que terminará esto en un horrible
resultado”.
Pues
Putin quiere que ese león se divida en muchos fragmentos.
Joe Biden,
que en pocas horas será el ex/vicepresidente de EE.UU. lo advirtió de manera
marginal durante la Foro Económico Mundial en Davos, Suiza al mencionar el
fraccionamiento de la Unión Europea: “Bajo
la presidencia de Putin, Rusia está utilizando todas las herramientas
disponibles para intentar introducir divergencias en el proyecto europeo, que
será el test para el resto de las democracias occidentales, y la vuelta a las
políticas definidas por las esferas de influencia”.
Una amistad de conveniencia
Putin
no quiere ser “amigo” de nadie, como buen megalómano es sólo amigo de si mismo
y de su proyecto de socavar las bases de su legendario enemigo, Estados Unidos.
Las
fisuras causadas por el ascenso de Trump a la presidencia son ya más que evidentes
que van más allá de la pugna entre los partidos Republicano y Demócrata.
Muchas
organizaciones independientes sin afiliaciones partidistas organizan protestas
a lo largo y ancho de Estados Unidos el mismo día en que Trump jurará como
Presidente en las escalinatas del Congreso en Washington.
Mientras
que los simpatizantes de Trump ya anunciaron que atacarían a aquellos que se
atrevan a protestar contra el nuevo mandatario.
Este
choque de simpatizantes y adversarios no tiene precedentes en la historia de
Estados Unidos.
Entonces
¿logró Putin lo que quería?
Rusia
se distingue por su grandes jugadores de ajedrez y al parecer Putin sabe bien
cómo mover las piezas. Ya tiene el jaque, ¿logrará hacer el mate?
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